Ya he hablado de la planificación, debido a que hace ya casi 6 años acudí a un servicio de urgencias en el que tuve que esperar a que llegara el veterinario más de media hora. Yo pensaba que el veterinario está en el centro, pero en muchos casos no es así.
En 2015, volví a necesitar un servicio de urgencias, ya que mi perro vomitaba y estaba inmóvil. En esta ocasión, fuí a otro veterinario distinto y «casualmente» la máquina de rayos no funcionaba. Me tocó esperar al día siguiente para descubrir que se había tragado un calcetín (Claro está, haciendo una radiografía…)
Hoy en día, esto ya no me va a pasar. Ya he encontrado mi veterinario de urgencias totalmente equipado, y su dirección la tengo en la agenda del móvil por si acaso. Tú tendrás que elegir al tuyo